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Martes 10 de junio de 2014

Captura de la Fragata española "Reina María Isabel" - 28 de octubre de 1818

De esta manera, el primer intento de Chile por conquistar el dominio del mar tuvo pleno éxito. A las tripulaciones de la victoriosa Escuadra se les autorizó a usar un brazalete que decía “El primer ensayo les dio el dominio del Pacífico".

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Zarpe de la Primera Escuadra Nacional, de Thomas Somerscales

Al conocerse en España las noticias de Chile, que informaban sobre el triunfo en la Batalla de Maipú, 05 de abril de 1818, y el establecimiento de un Gobierno separatista, el Rey Fernando VII, ordenó la organización de una expedición marítima que llevaría refuerzos a las fuerzas realistas que se mantenían en la zona sur de Chile. De esta manera, el 21 de mayo de 1818, zarpó desde Cádiz un convoy de 11 transportes escoltados por la fragata "Reina María Isabel", que conducía una fuerza expedicionaria de 2.080 soldados destinada a poner término al movimiento emancipador chileno.

Durante la travesía en el Atlántico, se amotinó la tripulación de un transporte, que tomó el control de la nave, haciéndola recalar el 16 de agosto en Buenos Aires, con la novedad de esta grave amenaza sobre Chile.

El Ministro chileno en Argentina despachó urgentemente un emisario a Santiago, quien entregó esta información al Gobierno chileno nueve días después.

Recibida la anterior información en Chile, sus autoridades de gobierno apresuraron los trabajos de alistamiento de las naves, con el objetivo de que éstas zarparan a la brevedad para interceptarlo e impedir el desembarco en el sur del país.

Esta fuerza constituiría la Primera Escuadra Nacional, que fue puesta al mando del Capitán de Primera Clase, equivalente al grado de Capitán de Navío, Manuel Blanco Encalada. Su condición de oficial de artillería produjo cierto rechazo de parte de los oficiales navales extranjeros e, incluso, generó algunas deserciones.

Blanco Encalada, con el apoyo del Ministro de Guerra y Marina, Coronel José Ignacio Zenteno, debió superar serias dificultades para completar el alistamiento de la Escuadra. A la escasez de dinero se sumó las rivalidades entre los diferentes oficiales extranjeros, la necesidad de establecer reglas del servicio a bordo, señales, planes de batalla y otros asuntos afines.

Por otra parte, la captura de algunos de los transportes del disgregado convoy español, proporcionó diferente información sobre el desplazamiento de éste hacia el Pacífico, entre otras, los puntos de reunión y las señales que estaban empleando. Asimismo, dejó en evidencia el grado de desmoralización de las tropas después de la larga travesía.

El 09 de octubre de 1818, a las 9.00 hrs. de la mañana, zarpó de Valparaíso la Primera Escuadra Nacional, integrada por:

Navío “San Martín”, buque insignia, al mando del Capitán de Fragata Williams Wilkinson; de 1.350 toneladas, 60 cañones y una dotación de 492 hombres

Fragata “Lautaro”, al mando del Capitán de Fragata Charles Wooster; de 850 toneladas, 46 cañones y una dotación de 353 hombres.

Corbeta “Chacabuco”, al mando del Capitán de Corbeta Francisco Díaz; de 450 toneladas, 20 cañones y una dotación 154 hombres.

Bergantín “Araucano”, al mando del teniente Raimundo Morris; de 270 toneladas, 16 cañones y una dotación de 110 hombres.

El bergantín “Pueyrredon” ex “Aquila”, al mando del Teniente, Fernando Vásquez; de 220 toneladas, 16 cañones y una dotación de 100 hombres, permaneció en la bahía para cualquier emergencia y cubrir otras necesidades del puerto. 

Navío "San Martín" 1.350 ton. Capitán de Fragata
Guillermo Wilkinson
60 cañones 492 hombres
Fragata "Lautaro" 850 ton. Capitán de Fragata
Charles Wooster
46 cañones 353 hombres
Corbeta "Chacabuco"
450 ton.
Capitán de Corbeta
Francisco Díaz
20 cañones 154 hombres
Bergantín "Araucano" 270 ton. Teniente
Raimundo Morris
16 cañones 110 hombres

Desde el amanecer, la población se puso en movimiento para observar a esta Fuerza Naval que partía en su operación inaugural. Las cuatro naves, empavesadas con los colores nacionales, zarparon al sur, en medio de las salvas de las baterías del puerto:

El Director Supremo, General Bernardo O’Higgins, su principal artífice, al despedirla desde lo alto del puerto, pronunció la célebre frase: “Tres barquichuelos despachados por la reina Isabel dieron a España el continente americano; esos cuatro barcos que acabamos de preparar le arrancarán su importante presa”. Dicha frase con el correr de los años se transformó en: “De esas cuatro tablas penden los destinos de América”

Contemporáneamente, el agente chileno en Buenos Aires, Miguel Zañartu, hizo una nueva adquisición al comprar el bergantín de guerra británico “Hecate”, de propiedad de Martín Guise, ex oficial naval británico, quien se incorporó junto con el bergantín, oficiales y tripulación, al servicio de la Escuadra Nacional. Este bergantín, rebautizado con el nombre de “Galvarino”, 180 hombres, había zarpado desde Buenos Aires al mando del comandante Spry en busca del convoy; no logrando su objetivo recaló en Valparaíso cuatro días después del zarpe de la Escuadra, por lo que no se pudo integrar oportunamente a ella.

Sobre el resultado de la expedición se formulaban diferentes comentarios: unos presumían que los tripulantes extranjeros se sublevarían. Otros dudaban del éxito por la falta de entrenamiento de las tripulaciones; otros, en cambio, estaban dominados de un profundo optimismo. Entre ellos, sus organizadores: El Director Supremo Bernardo O'Higgins y el Ministro de Guerra y Marina José Ignacio Zenteno.

Las instrucciones recibidas por Blanco Encalada disponían que se dirigiese al sur, hasta la isla Mocha, e interceptase al convoy que se suponía había doblado recientemente el Cabo de Hornos, con la protección directa de la fragata “Reina María Isabel”. Durante la travesía, las tripulaciones fueron sometidas a un intenso entrenamiento a fin de entrar en combate en las mejores condiciones posibles y superar las dificultades derivadas de ser comandadas por oficiales extranjeros que apenas podían expresarse en castellano.

Durante la noche del 14, la "Chacabuco" quedó rezagada.

El 26 de octubre, a la cuadra de Talcahuano, el comandante Blanco Encalada comisionó al "Araucano", para reconocer el puerto y proceder posteriormente a un "rendez-vous" en la isla Santa María, donde al día siguiente fondeaban el "San Martín" y la "Lautaro", enarbolando pabellón español. Allí encontraron a la fragata ballenera inglesa "Shakespeare", cuyo capitán informó que la "Reina María Isabel" había pasado el 22 de octubre, rumbo a Talcahuano, con su tripulación enferma y muy escasa en víveres. Había dejado cinco hombres en la isla con instrucciones para los transportes. Estos tripulantes fueron engañados y llevados a bordo del "San Martín", creyendo que se trataba de uno de los transportes, entregando documentos de la "Reina María Isabel", entre los que se disponía un punto de reunión del convoy, en Talcahuano. Rápidamente, Blanco Encalada dispuso el zarpe a Talcahuano, sin haber reunido a la totalidad de su fuerza.

El navío "San Martín" y la fragata "Lautaro" ingresaron por la boca grande a la bahía de Concepción el día 28. La fragata "Reina María Isabel" disparó un cañón de saludo mientras izaba una bandera roja al tope del palo mayor. El "San Martín" contestó el saludo e izó el pabellón inglés.

La maniobra se repitió mientras se acercaban, pero se notaba que la fragata española sospechaba, porque el tercer cañonazo fue con munición de guerra. Entonces, las naves chilenas izaron el pabellón nacional y gobernaron decididamente sobre la fragata enemiga.

El comandante español descargó su batería de estribor sobre el "San Martín" y considerándose en enorme desventaja, ordenó cortar los cables de las anclas para vararse en la costa. Su tripulación ocupó inmediatamente los botes para ganar tierra.

Blanco Encalada ordenó al comandante Wilkinson fondear y romper el fuego. A la primera andanada, la fragata arrió el pabellón en señal de rendición. Acto seguido, el jefe chileno envió un grupo a tomar posesión de la nave y proceder de inmediato a desvararla.

Por los prisioneros, el jefe chileno supo que en Concepción los españoles contaban con mil soldados veteranos y siete piezas de artillería, ante lo cual, dispuso el inmediato desembarco del mayor Guillermo Miller con 150 marineros y artilleros de marina para retardar al máximo el arribo de la artillería al puerto.

Ambas fuerzas iniciaron el combate en tierra 30 minutos después, apoyados por el fuego de artillería de la fragata enemiga, ya capturada, pero aún varada. La noche obligó a suspender el fuego de ambos bandos, más no los esfuerzos que se hacían a bordo para reflotar la presa. A las 2.00 de la madrugada, las fuerzas realistas trataron de abordar la nave, pero fueron rechazadas por la tropa embarcada.

A la alborada del día 29, la infantería realista inició un tiroteo sobre la cubierta de la fragata y el fuerte de San Agustín comenzó a bombardear al "San Martín", mientras las embarcaciones trataban de zafar la nave española. Se entabló un largo duelo de artillería con dos piezas realistas, hasta que a las 11 de la mañana la "Reina María Isabel" flotó finalmente y salió junto al "San Martín" en pleno tiroteo, fuera del alcance de la artillería enemiga.

La captura de la fragata "Reina María Isabel" costó a la Escuadra Nacional 27 muertos y 22 heridos.

El Comandante Wilkinson procedió a amarinar la presa y a las 3.00 de la tarde, el navío "San Martín" y las fragatas "Lautaro" y "Reina María Isabel", zarparon de la bahía de Concepción a la captura de los transportes españoles. Navegaron hasta la isla Santa María, donde arribaron el 31 de octubre a las 4.00 de la tarde, enarbolando nuevamente la bandera española. La intención era desplegarse convenientemente para apresar los transportes restantes de la expedición realista.

Más tarde se unió la corbeta "Chacabuco", que había quedado rezagada durante la travesía inicial. El 09 de noviembre de 1818, recaló y se presentó al servicio de la Escuadra Nacional, el bergantín "Galvarino", recientemente adquirido.

Los transportes españoles rezagados fueron recalando sucesivamente a la isla Santa María durante las dos semanas siguientes. Al ver la enseña de España flameando en los palos de nuestros buques, obedecían las señales de fondear a popa de la "Reina María Isabel". Un cañonazo del "San Martín" indicaba el momento para el cambio de pabellón y los transportes con los regimientos embarcados caían prisioneros uno tras otro.

De las 12 naves que integraron el convoy español, sólo cuatro lograron arribar a su destino en El Callao.

El 17 de noviembre a las 11.00 horas, la Escuadra chilena arribó a Valparaíso con todas sus presas. Habían zarpado 4 buques y regresaron 11 triunfantes naves.

De esta manera, el primer intento de Chile por conquistar el dominio del mar tuvo pleno éxito. A las tripulaciones de la victoriosa Escuadra se les autorizó usar un brazalete que decía “El primer ensayo les dio el dominio del Pacífico".

La interceptación del convoy español, la captura de la fragata “Reina María Isabel” y de la mayor parte de los transportes fue por sus repercusiones un éxito estratégico de la mayor importancia para la causa patriota. En lo político y militar, España no pudo reforzar sus tropas que se defendían al sur de Concepción y fue incapaz de reconquistar Chile, como lo hiciera con tanta facilidad en 1813. En lo naval, las fuerzas españolas perdieron el dominio del mar en el Pacífico sur y en el futuro no volverían a incursionar en este escenario; adoptando la estrategia de replegarse hacia su base en El Callao.